Un innovador proyecto español demuestra la viabilidad de utilizar vidrio reciclado en la fabricación de ladrillos de gres para la construcción

El vidrio puede tener una vida infinita. Su carácter permanentemente reutilizable o reciclable lo convierten en uno de los materiales más ecológicos. Normalmente, el vidrio que depositamos en los contenedores verdes se utiliza para fabricar nuevos envases, pero una iniciativa pionera le puede dar una utilidad distinta en el ámbito de la construcción.

El vidrio pulverizado que sale de las plantas de reciclaje se puede emplear para mezclarlo con la masa de la cerámica para la fabricación de ladrillos de gres. Al usar este material como fundente, en lugar de la arcilla que se utilizaba hasta ahora, el conjunto necesita una temperatura de cocción mucho más baja, lo que permite ahorrar energía y reducir el volumen de emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera.

La iniciativa permite ahorrar energía y emisiones, y el impacto de la actividad minera

Mientras la arcilla empleada en la fabricación de ladrillos de gres se cuece a 1.250 grados centígrados, con el vidrio pulverizado bastan 1.100 grados para lograr las mismas propiedades en el producto final.

El ahorro energético conseguido con su uso podría alcanzar el 15%, y una fábrica de tamaño medio que produzca unas 300 toneladas de gres al día podría recortar sus emisiones de gases de efecto invernadero de un 5% a un 25%, entre 1.500 y 5.000 toneladas al año, calculan los impulsores del proyecto Life ClayGlass.

Además, la propuesta permite aprovechar toda clase de residuos de vidrio, incluidos aquellos que no se pueden reciclar para la fabricación de envases, como los llamados CRT (los tubos de rayos catódicos), bandejas de frigoríficos o congeladores, LCD (de la sigla del inglés Liquid Crystal Display, pantalla de cristal líquido), plasma, pantallas de ordenadores o televisión, vitrocerámicas, placas solares o vidrio doméstico, los de parabrisas y lunas de automóviles o el vidrio que no se puede recuperar porque acaba mezclado con otros residuos sólidos urbanos porque no ha sido depositado en el contenedor verde y suele terminar en los vertederos.

Otra ventaja ambiental añadida es la reducción de la necesidad de extracción de arcilla del medio natural, una actividad minera a cielo abierto de considerable impacto ambiental. Hasta ahora sólo se había utilizado el vidrio reciclado en la parte decorativa de la cerámica plana (como aditivo en los esmaltes que cubren baldosas o azulejos) pero nunca para la fabricación de ladrillos u otro material estructural de construcción, donde, además de cumplir con una serie de requisitos estéticos debe aportar unas cualidades de resistencia.

La misma fábrica de tamaño medio podría llegar a aprovechar unas 30 toneladas diarias de vidrio recuperado.

Así, además de reducir el coste de la fabricación del material cerámico se recortan gastos en el tratamiento de residuos. Todo ello hace el proyecto perfectamente viable y sostenible desde el punto de vista económico.